Tras abrir la sección «Pase VIP» con John Cavanagh, donde nos hablaba sobre su título en la colección 33 1/3 The piper at the gates of dawn, seguimos con otra de las publicaciones de esta colección: The Kinks are The Village Green Preservation Society, por Andy Miller.
Nacido en los suburbios ingleses y residente en la costa británica, Andy Miller ha escrito para periódicos y revistas como The Times, The Guardian, Mojo y Esquire.
Libros Crudos: ¿Qué significa este disco para ti? ¿Por qué es tan importante?
Andy Miller: Aún hoy es mi disco favorito. ¿Cómo lo sé? Porque incluso después de haber escrito un libro sobre él, sigo disfrutándolo cuando lo escucho. Es importante porque es el mejor LP que los Kinks hicieron y —en mi opinión— el único de los grandes álbumes de los sesenta que se plantea cómo podría ser el mundo cuando la década llegase a su fin. Es totalmente único.
L.C.: ¿Cuándo y cómo surgió el proyecto?
A.M.: Pura chiripa. Cuando Continuum lanzó la colección, hace diez años, estaban buscando posibles autores. Yo acababa de terminar un libro sobre algo que odio —el deporte— y estaba intentando escribir sobre algo que me encantara, para quitarme el mal sabor de boca. Presioné a Continuum para que me dejasen escribir sobre los Kinks y tuvieron la deferencia de aceptarme.
L.C.: ¿A quién tuviste acceso mientras elaborabas el manuscrito? ¿Hubo alguien más con quien te hubiera gustado hablar?
A.M.: Hablé con Ray Davies, Dave Davies, Pete Quaife y Mick Avory —los cuatro Kinks que tocaron en el álbum— y unos cuantos involucrados más. Me hubiese encantado hablar con Brian Humphries, ingeniero de las grabaciones, y Rasa Davies, la primera mujer de Ray, que hizo coros en muchas canciones de los Kinks de esa época, incluyendo las del Village Green Preservation Society, pero no estaban disponibles o vivos.
L.C.: Cuando comenzaste el libro, ¿cuáles eran tus metas?
A.M.: Escribir sobre los Kinks de forma inteligente y culta. Estuve muy influenciado por un libro de los Beatles llamado Revolution in the head, de Ian MacDonald. Además, para ser un grupo con tantas reflexiones, no se había escrito nunca de esta manera sobre los Kinks. Quería ver si esto era posible.
L.C.: ¿Cuáles fueron tus dificultades, miedos y preocupaciones? ¿Alguna anécdota en especial?
A.M.: Ya incluso en el 2003 los acontecimientos sobre los que escribía habían tenido lugar hacía muchos años y los detalles estaban difusos. Me senté en un bar con Mick Avory, el batería de los Kinks, le pedí que echase un vistazo a la cubierta del LP y me contara si le traía algún recuerdo a la memoria. Ojeó la lista de canciones por encima de sus gafas y contestó:
—Lo siento, pero no, nada.
—No importa —dije decepcionado—. Fue hace mucho tiempo.
—No es sólo eso, Andy —me respondió—. Es que estábamos borrachos todo el tiempo.
Así que tuve que hacer una amplia investigación para reconstruir los hechos en torno a la creación del álbum. Pero creo que conseguí captarlo bien.
L.C.: ¿Cuánto tardaste en escribir el libro?
A.M.: Nueve meses, si mal no recuerdo. Igual que un bebé.
L.C.: ¿Qué aprendiste, sobre el grupo y sobre el proceso de escribir, durante la elaboración del libro?
A.M.: Que los libros cortos requieren el mismo esfuerzo que los más largos, si no más.
L.C.: ¿Estás contento con el resultado? ¿Cambiarías o añadirías algo?
A.M.: Desearía no haber sido tan grosero con la canción «Wonderboy» y haberme dado cuenta de que estaba copiando ciegamente el estilo de Ian MacDonald. Pero el libro en general es bastante bueno en realidad. La nueva introducción para la edición española cubre un puñado de cosas importantes que hemos aprendido sobre el LP en los últimos diez años y me ha encantado actualizarlo.
L.C.: ¿Has tenido la oportunidad de leer algún otro libro de la colección que te haya gustado?
A.M.: Sí, el In the aeroplane over the sea de Neutral Milk Hotel, escrito por Kim Cooper, un álbum que me encanta y sobre el que apenas sabía nada.
L.C.: ¿Te gustaría escribir otro 33 1/3? De ser así, ¿cuál sería tu elección?
A.M.: La banda sonora de Head de The Monkees. Hay librazo esperando a ser escrito sobre la película y todo lo relacionado con ella.
L.C.: ¿Cuál es tu canción favorita de The Kinks are The… y qué te inspira?
A.M.: «Big sky». Musicalmente, es tan bonita. Y esto sonará pretencioso, pero no me importa… Recientemente he leído Guerra y paz de Tolstoi por primera vez: La visión del cielo infinito y sublime de Bolkonsky en la batalla de Borodino es precisamente la misma que tiene Ray Davies en esta canción… «Y cuando siento que el mundo es demasiado para mí / miro fijamente al inmenso cielo y nada me importa…». Asombroso.