MERCANCÍA DEL HORROR: Fascismo y nazismo en la cultura pop, por Jaime Gonzalo.
Apropiada como trofeo de guerra, exhibida morbosamente como polarizador generacional, reciclada en el engranaje sin fin del posmodernismo… La reutilización de la simbología fascista en general y nazi en particular dentro de la cultura pop ha sido un recurrente lugar de controversia desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial. No en vano, el magneto permanente que reviste su iconografía se fraguó al calor de la época de mayor incandescencia política, intelectual y sociológica del siglo XX.
Más allá de la manoseada esvástica, cancerbera del umbral entre la estética y la ética fascista, existe un vaporoso inframundo de teorías, significados y visiones desterradas por Occidente. Desterradas sí, pero no olvidadas, pues su mecanizada aplicación sobre la sociedad acecha aún hoy bajo disfraces ambiguos.
En Mercancía del horror, Jaime Gonzalo (Bilbao, 1957) sismografía minuciosamente y de forma pionera el impacto del fascismo sobre la cultura popular, la literatura, el arte, la moda, la magia, la religión, el cine, la música y especialmente el rock, donde este polo del totalitarismo encontró un fértil campo de regadío para su psicología de masas: estrellas como David Bowie o géneros enteros como el punk, la música industrial y el hardcore se dejaron seducir por su semiótica, brotando en ocasiones un articulado discurso.
PUBLICACIÓN: INVIERNO 2015/16